La virulencia con la que el mar azotó la costa en las últimas semana debido a la sucesión de temporales que no dejan que salga el sol también tuvo consecuencias en las playas de la comarca. Aunque, sobre todo en las zonas del interior de la ría, más abrigadas, los desperfectos no fueron tan importantes como los que se registraron en algunos puertos barbanzanos, sí se produjeron daños en pasarelas de madera y paseos marítimos. Estos contratiempos son, a simple vista, los más destacados, pero su solución es más sencilla que otro de los problemas causados por el oleaje: los movimientos de arena.
Lo que podría parecer un mal menor no lo es tanto si se tiene en cuenta que, en algunos puntos, el mar se tragó las playas. Prácticamente desaparecida, sobre todo en la pleamar, está A Arnela, en Porto do Son, donde la arena fue engullida por el océano dejando la zona de baño convertida en poco menos que un pedregal. Tres cuartos de lo mismo ocurrió en la playa muradana de O Ancoradoiro, donde buena parte del sedimento fue arrastrado por las olas.
Además de la suciedad y los destrozos en pasarelas y paseos marítimos, el mal tiempo llevó aparejados importantes arrastres de arena en parte del litoral de la comarca
Y si en algunos lugares de la costa el mar se llevó la arena, en otros parece que la hubiera escupido con todas sus fuerzas, y buena parte del material sobre el que vecinos y visitantes se tumban en las calurosas jornadas de verano acabó inundando paseos marítimos y carreteras. Esta situación se dio en el término muradano, concretamente en Esteiro, donde, aunque ya se realizaron algunas tareas de limpieza, vecinos y vehículos siguen circulando sobre la arena.
Tres cuartos de lo mismo sucede en Portosín, ya que parte del arenal de Coira está diseminado por la acera y la carretera a consecuencia de los últimos temporales.
Más problemas
Al estar expuesto al mar abierto, el litoral de Porto do Son es uno de los más afectados por el oleaje, y también se detectaron problemas en las playas de A Aguieira, Cabeiro, As Furnas y Espiñeirido. El mar levantó varias pasarelas de madera y, según señaló el alcalde, técnicos de Costas y del Concello están elaborando un informe sobre los daños. La intención es reponer los tramos afectados, pero aún está por cuantificar el coste que tendrá la actuación.
De hecho, y ante la previsión de que el mal tiempo continúe, los ayuntamientos tienen aún pendiente la valoración de los desperfectos, que también afectaron a zonas más abrigadas que el litoral sonense. Así, en Noia, el paseo de Boa está intransitable tras los efectos de los últimos vendavales. De hecho, la pasarela está a punto de desmoronarse, mientras que en Testal el mar ha ido horadando el terreno de tal modo que la caseta de los socorristas corre el peligro de caerse.
En la ría arousana, la costa pobrense fue de las peor paradas a causa del viento y el oleaje. En la playa de A Barca-Cabío, la caída de árboles afectó al paseo, y también resultaron dañadas unas escaleras de acceso al arenal. El alcalde, Isaac Maceiras, indicó que estos contratiempos estaban ya solucionados.
Tampoco salieron bien paradas las sendas de madera instaladas en las playas de Carnota, y prácticamente ninguna se ha librado de los efectos del mal tiempo. Tanto en O Pindo como en los arenales de Carnota y Caldebarcos, la furia del mar levantó las pasarelas peatonales.
Basura de todo tipo
Al margen de los arrastres de arena y los desperfectos en paseos y accesos a las zonas de baño, los efectos colaterales del mal tiempo están muy presentes en las playas en forma de suciedad. Un caso llamativo es el de Barraña, en Boiro, que, por su situación en el fondo de la ría, suele ser a donde van a parar los desperdicios arrastrados por las corrientes. Estos días, el inmenso arenal boirense está cubierto por completo de residuos de todo tipo, desde ramas y hojas hasta botellas de plástico, latas y basura en general, incluso alguna que otra chancla extraviada en su día por algún bañista.
En Rianxo, aunque en menor cantidad, la situación es parecida, y a lo largo de la playa de Tanxil están dispersos multitud de desechos. Además, quizá por el excesivo aporte de agua dulce, la zona luce en algunos puntos un llamativo manto verde.
Los arrastres de restos de vegetación también se hicieron notar en Noia, sobre todo en los bancos marisqueros, de los que la cofradía retiró cuarenta tractores cargados con hojas.
Desperdicios por doquier. Por su situación, es habitual que el mal tiempo arrastre hasta el arenal boirense de Barraña desechos de todo tipo procedentes del mar, pero la estampa que ofrece este enclave estos días llama poderosamente la atención. Mónica Ferreirós
Los concellos aún tienen pendiente cuantificar el coste de reparar los daños
El sedimento de los arenales, arrojado por el oleaje, incluso alcanzó carreteras
Brotes verdes en Tanxil. Que la hierba nazca en la playa rianxeira no es novedad, pero parece que tanta agua dulce favoreció su crecimiento. Además, a Tanxil también llega basura. Mónica Ferreirós
Daños. La erosión del mar en Testal (izquierda) pone en entredicho la estabilidad de la caseta de los socorristas. Mientras, el paseo de Boa está intransitable. M. creo
A Arnela, convertida en pedregal. Los arrastres de arena causados por el oleaje tuvieron efectos dispares. Mientras en algunos puntos el sedimento acabó llenado paseos y vías públicas, en el caso de A Arnela prácticamente no queda playa porque el mar se la llevó, dejando en su lugar piedras al descubierto y otras que llegaron con la marea, con lo que la zona de baño prácticamente ha desaparecido. Marcos Creo
Nueva iniciativa. En el paseo de Esteiro (abajo) hace unos días retiraban la arena a palazos. También en Coira el sedimento llegó a la vía pública, y la fuerza del mar dañó pasarelas de madera. M. Creo/Sande