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En Barbanza hay 1,2 plazas por cada mil habitantes, frente a las 2,8 de Valdeorras
Los números hablan por sí solos. El hospital barbanzano es el que tiene la media más baja de camas por habitante de todos los centros comarcales gallegos. Así lo indican las cifras que aporta el Sergas en su página web, y también otras fuentes sanitarias consultadas. La comparativa no tendría importancia si en Oleiros fuesen suficientes las plazas de hospitalización a lo largo de todo el año. Pero resulta que no. Hay días, como durante casi todas las jornadas del mes de febrero, con las urgencias saturadas por las infecciones respiratorias, que las camas se quedan escasas y hay pacientes pendientes de ser ingresos. Dada esta circunstancia, sí es preocupante la comparación antes citada.
Las cifras son clarificadoras. En el hospital de Barbanza hay un total de 1,2 camas por cada mil habitantes o, lo que es lo mismo, 84 plazas de hospitalización por los 65.724 pacientes potenciales. Sin embargo, en complejos como el de Valdeorras o Monforte -los mejor dotados- la ratio es de 2,8 y 2,7 camas por vecino. Es decir, la diferencia se ve a simple vista.
Las camas de hospitalización del complejo sanitario de Oleiros están divididas en dos áreas: las de medicina interna y las del resto de especialidades. Sin embargo, si en una faltan plazas y sobran en la otra, lógicamente se permutan para atender lo mejor posible a los pacientes. En total, son 84 huecos. Lo que pasa es que no se usan todas las camas a la vez, ya que siempre tiene que haber algunas reservadas para la llegada de parturientas o similares.
Los periódicos repuntes
Fuentes sanitarias indican que lo habitual es que, aunque no sobren demasiadas, las camas sean suficientes. El problema llega cuando se producen repuntes en las urgencias por infecciones respiratorias o por el aumento poblacional en verano. Entonces, la cosa empieza a estar justa y son muchos los días que los usuarios tienen que esperar para ser ingresados. A veces, por falta de camas. Otras, por carencia de espacio. Y es que una cosa va bastante pareja a la otra. Un síntoma de que en el centro comarcal barbanzano el número de plazas de hospitalización es muy ajustado es el hecho de que en verano no se suelen cerrar camas, cuando esta medida es bastante habitual en muchos otros complejos sanitarios gallegos.
Por otro lado, cabe recordar que estos días, ante la avalancha de enfermos en urgencias por la gripe y demás patologías respiratorias, los responsables del centro tuvieron que tomar medidas extraordinarias, como el hecho de habilitar una sala de preingresos con cinco camas para par cabida a los pacientes que no cogen en las habitaciones. Un ejemplo más de que, por mucha austeridad que quiera marcar la Xunta, hay necesidades que parecen ineludibles, como seguir mejorando el hospital en cuanto a su espacio.
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Recogida de firmas en A Pobra
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