04 julio 2010

«¡Gracias por todo Don José!»

:ecg: | 4/07/2010
«¡Gracias por todo Don José!» fue la frase más pronunciada por los más de cien asistentes que ayer acudieron al homenaje que el párroco sonense José Santos recibió de sus amigos y vecinos después de casi 25 años ejerciendo el oficio en esta villa barbanzana. Fue una jornada perfecta, en la que hasta el sol lució en lo más alto para idealizar un día que por si solo ya pintaba más que bien. La jornada reunió a las 12.30 a los presentes en la iglesia de San Vicente de Noal, lugar en el que Don José se emocionaba a medida que lo saludaban amigos y vecinos con los que no contaba. Situación que exteriorizó de manera visible cuando vio al vicario provincial, Víctor Moroño, compañero y amigo que hace 24 años lo presentó en sociedad cuando se instaló en Porto do Son. La ceremonia fue concelebrada por siete sacerdotes, entre los que se encontraban los de Queiruga, Baroña, Nebra, Castiñeiras y Ribeira.

Tras la comida, servida por el Hotel Congreso de Santiago en las instalaciones del colegio de Tarela, el protagonista indiscutible de la jornada recibió de manos del regidor local, Xoán Pastor Rodríguez, y en nombre del Concello, una concha bautismal de plata que incluía una placa conmemorativa. También en ese momento, la asociación parroquial Loa, a través de una de sus integrantes, Mabel González, entregó dos libros al sacerdote en presencia de las 120 personas que asistieron a la comida. Durante la sobremesa, el grupo de hombres de la parroquia realizó una demostración musical para los asistentes, en la que Don José acompañó por momentos haciendo gala de sus dotes al órgano.
No recuerdo a quien se lo escuché o donde lo leí: "los homenajes se deben hacer en vida de los homenajeados", y es bien cierto. ¿Que mérito tiene hacerlo cuando el "actor" non puede participar?.

Don José por su amabilidad, afabilidad y cordialidad bien se lo tiene merecido. Aun recuerdo con que cariño y como con la voz entrecortada, alabó las virtudes de Carmen Fajardo en el aniversario de su muerte celebrado recientemente, aunque tal y como digo, tenía una espina clavada por no haberle podido dedicar más tiempo y poder aprender mucho más de ella.

Lo dicho: «¡Gracias por todo Don José!».

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