:lvg: | 28/07/2010
Aparcar de cualquier manera y obviar las señales causa más de un problema
Las playas son espacios naturales y muchas de las que se diseminan por el territorio barbanzano se encuentran en lugares protegidos que, precisamente, tienen esta catalogación para garantizar la preservación de sus valores ambientales y paisajísticos. Mantener las zonas de baño con ese aire agreste y en espacios alejados del mundanal ruido es incompatible con la construcción de accesos al estilo autovía.
Los arenales de la comarca han adquirido fama por su diversidad, bañados por la tranquilidad de la ría o la agresividad del Atlántico, por su fina y blanca arena, y porque la mayoría están ubicados en parajes únicos. Cada vez son más las personas que acuden a ellos durante el verano, especialmente los fines de semana y, como es lógico, la elevada afluencia de vehículos multiplica los problemas.
Los aparcamientos son los que son y los accesos también tienen sus limitaciones. Tener el inmenso lujo de poder bañarse en A Aguieira, O Vilar, A Ladeira o Boca do Río implica algún sacrificio como, por ejemplo, verse obligado a dejar el automóvil en alguna zona alejada de la playa y tener que realizar el trayecto a pie.
Sin embargo, hay conductores que no acaban de comprender que no puede estacionarse a ambos márgenes de carreteras estrechas porque se impide el paso de coches, que no se puede dejar el turismo de cualquier manera porque puede obstaculizarse la salida de otros coches y que piensan que las señales están para hacer caso omiso. Este tipo de cívicos pilotos convierten las playas en auténticas ratoneras automovilísticas.
Multas
Los policías locales de la comarca son cada vez más estrictos, porque ya ha ocurrido en alguna ocasión que se llame a una ambulancia y que esta no tenga, literalmente, espacio para circular. El pasado fin de semana, los agentes sonenses multaron a una docena de coches que, en la bajada al arenal de A Aguieira por la parte norte habían estacionado en ambos márgenes del acceso, en áreas señalizadas en color amarillo e, incluso, en espacios reservados a personas con movilidad reducida.
Lo mismo sucedió en la playa carnotana de Boca do Río donde, según relatan los agentes, hubo quien no tuvo reparos en apartar los conos colocados por la policía para impedir el aparcamiento. Para evitar que este tipo de situaciones se repitan, tres voluntarios de Protección Civil de Carnota vigilan todos los días, de 11.00 a 21.00 horas, que los turismos queden bien colocados.
Las playas son espacios naturales y muchas de las que se diseminan por el territorio barbanzano se encuentran en lugares protegidos que, precisamente, tienen esta catalogación para garantizar la preservación de sus valores ambientales y paisajísticos. Mantener las zonas de baño con ese aire agreste y en espacios alejados del mundanal ruido es incompatible con la construcción de accesos al estilo autovía.
Los arenales de la comarca han adquirido fama por su diversidad, bañados por la tranquilidad de la ría o la agresividad del Atlántico, por su fina y blanca arena, y porque la mayoría están ubicados en parajes únicos. Cada vez son más las personas que acuden a ellos durante el verano, especialmente los fines de semana y, como es lógico, la elevada afluencia de vehículos multiplica los problemas.
Los aparcamientos son los que son y los accesos también tienen sus limitaciones. Tener el inmenso lujo de poder bañarse en A Aguieira, O Vilar, A Ladeira o Boca do Río implica algún sacrificio como, por ejemplo, verse obligado a dejar el automóvil en alguna zona alejada de la playa y tener que realizar el trayecto a pie.
Sin embargo, hay conductores que no acaban de comprender que no puede estacionarse a ambos márgenes de carreteras estrechas porque se impide el paso de coches, que no se puede dejar el turismo de cualquier manera porque puede obstaculizarse la salida de otros coches y que piensan que las señales están para hacer caso omiso. Este tipo de cívicos pilotos convierten las playas en auténticas ratoneras automovilísticas.
Multas
Los policías locales de la comarca son cada vez más estrictos, porque ya ha ocurrido en alguna ocasión que se llame a una ambulancia y que esta no tenga, literalmente, espacio para circular. El pasado fin de semana, los agentes sonenses multaron a una docena de coches que, en la bajada al arenal de A Aguieira por la parte norte habían estacionado en ambos márgenes del acceso, en áreas señalizadas en color amarillo e, incluso, en espacios reservados a personas con movilidad reducida.
Lo mismo sucedió en la playa carnotana de Boca do Río donde, según relatan los agentes, hubo quien no tuvo reparos en apartar los conos colocados por la policía para impedir el aparcamiento. Para evitar que este tipo de situaciones se repitan, tres voluntarios de Protección Civil de Carnota vigilan todos los días, de 11.00 a 21.00 horas, que los turismos queden bien colocados.
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