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Si los geniales Goscinny y Uderzo pudiesen reescribir el cómic Astérix en Hispania a buen seguro que, además de sus célebres ironías sobre los tópicos de la España de 1969 y sus disimuladas puyas hacia la dictadura de Francisco Franco, harían referencia a las incongruencias y a las frustraciones que surgen por doquier en este terruño cada día más incomprensible. Y para que algunos, o algunas, no digan que una chochea, les remito a cuatro noticias leídas en una sola semana.
Primera noticia: a un consumidor habitual de estupefacientes, que se mete a forzado camello de poca monta para pagarse su dosis, lo pillan pasando dos papelinas que suman la friolera de 400 ¡miligramos!, unos 70 euros en el mercado, y es condenado a tres años de prisión ¡Ojo, que podría haber sido condenado a seis años!
Segunda noticia: el hijo de un conocido narcotraficante es condenado a nueve años de cárcel por un alijo de 1.700 kilos, con un valor en el mercado de unos 160 millones de euros, tras rebajar la fiscalía de 20 a 9 años la pena solicitada al admitir los hechos el acusado. El sujeto en cuestión ya había intentando con anterioridad una operación con 4.000 kilos, que se vio frustrada por cuestiones logísticas.
Tercera noticia: el 85,6 % de los españoles cree que la corrupción está muy o bastante extendida. Como los colectivos considerados más corruptos figuran los políticos (86,6%), seguido de los empresarios (69,3%) y lo jueces (52,9%). Las Administraciones están encabezadas por las comunidades autónomas (76%) y los ayuntamientos (73,7%). Supongo que los encuestadores no preguntaron por las diputaciones por vergüenza ajena. La clase política se consolida como el tercer problema más importante para los ciudadanos.
Cuarta noticia: el 70% de los españoles considera positivo o muy positivo el movimiento del 15-M, en el que están interesados el 76,9%. El 40% de los españoles suspende el funcionamiento del sistema democrático.
Cuatro noticias verdaderas. Cuatro motivos para escandalizarse. Y sin dejarse los párpados buscando en miles de páginas, solo en una semana. Esa es la realidad, que también es imprescindible para que podamos comprender por qué en unos países la crisis se supera con cierta comodidad y en otros, los de siempre, se convierte en una tragedia. Un hecho ajeno a las ideologías políticas, más ligado a una forma de hacer; a la losa que supone una dictadura político-burocrática en un país donde nadie tiene lo que hay que tener para ponerle remedio. Un modelo que ha calado a la ciudadanía, aunque todo el mundo reniegue del mismo. Porque al final, con ser muchos, solo unos miles van a las plazas y reciben los porrazos de la «gente de bien» del sistema. Al igual que solo los humildes reciben el pisotón de una justicia saturada, lenta, obsoleta, cara y, por tanto, injusta. Los partidos políticos, sindicatos y demás palpabarrigas, tal como hoy están concebidos, son parte del monstruo y por tanto nunca se morderán a sí mismos.
Primera noticia: a un consumidor habitual de estupefacientes, que se mete a forzado camello de poca monta para pagarse su dosis, lo pillan pasando dos papelinas que suman la friolera de 400 ¡miligramos!, unos 70 euros en el mercado, y es condenado a tres años de prisión ¡Ojo, que podría haber sido condenado a seis años!
Segunda noticia: el hijo de un conocido narcotraficante es condenado a nueve años de cárcel por un alijo de 1.700 kilos, con un valor en el mercado de unos 160 millones de euros, tras rebajar la fiscalía de 20 a 9 años la pena solicitada al admitir los hechos el acusado. El sujeto en cuestión ya había intentando con anterioridad una operación con 4.000 kilos, que se vio frustrada por cuestiones logísticas.
Tercera noticia: el 85,6 % de los españoles cree que la corrupción está muy o bastante extendida. Como los colectivos considerados más corruptos figuran los políticos (86,6%), seguido de los empresarios (69,3%) y lo jueces (52,9%). Las Administraciones están encabezadas por las comunidades autónomas (76%) y los ayuntamientos (73,7%). Supongo que los encuestadores no preguntaron por las diputaciones por vergüenza ajena. La clase política se consolida como el tercer problema más importante para los ciudadanos.
Cuarta noticia: el 70% de los españoles considera positivo o muy positivo el movimiento del 15-M, en el que están interesados el 76,9%. El 40% de los españoles suspende el funcionamiento del sistema democrático.
Cuatro noticias verdaderas. Cuatro motivos para escandalizarse. Y sin dejarse los párpados buscando en miles de páginas, solo en una semana. Esa es la realidad, que también es imprescindible para que podamos comprender por qué en unos países la crisis se supera con cierta comodidad y en otros, los de siempre, se convierte en una tragedia. Un hecho ajeno a las ideologías políticas, más ligado a una forma de hacer; a la losa que supone una dictadura político-burocrática en un país donde nadie tiene lo que hay que tener para ponerle remedio. Un modelo que ha calado a la ciudadanía, aunque todo el mundo reniegue del mismo. Porque al final, con ser muchos, solo unos miles van a las plazas y reciben los porrazos de la «gente de bien» del sistema. Al igual que solo los humildes reciben el pisotón de una justicia saturada, lenta, obsoleta, cara y, por tanto, injusta. Los partidos políticos, sindicatos y demás palpabarrigas, tal como hoy están concebidos, son parte del monstruo y por tanto nunca se morderán a sí mismos.
Sabía reflexión.
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