02 septiembre 2012

La restauración de Baroña resiste el deterioro de la afluencia estival


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La recuperación de la arquitectura original castreña es el principal logro

El castro de Baroña mantiene su poder de seducción. Cada año se estima que recorren este yacimiento de Porto do Son más de 100.000 personas, siendo los meses de verano cuando más se intensifica el tráfico de visitantes. El pasado mes de junio se llevó a cabo una campaña urgente para frenar el grave deterioro que este castro arrastraba, y evitar así que su estado comatoso se siguiera agudizando, tanto por el desgaste ocasionado por el paso incívico de turistas como por la erosión propia del lugar en el que se encuentra. A día de hoy, y con las tres cuartas partes de la temporada alta estival ya superadas, el resultado de la campaña arqueológica realizada hace dos meses sigue intacto. Así lo explicaba esta semana, y sobre el terreno, el arqueólogo Ángel Concheiro, que participa en el proyecto de restauración de este icono gallego.

La recuperación y puesta en valor de la arquitectura castreña es el principal resultado del primera fase de esta actuación financiada por la Xunta. Concheiro ejemplifica esto al señalar que «durante la excavación se encontraron las puertas originales de algunas de las viviendas, algo que antes no había». Esto supone que el castro empieza a poder ser interpretado por los visitantes. «Antes, los que venían a Baroña encontraban viviendas circulares cerradas que no hablaban del pasado y del tipo de vida que existió en esta península. La pretensión es abrir las entradas de todas las viviendas que sea posible durante la segunda fase de la campaña en septiembre».

Nueva muralla defensiva

La muralla que encierra el conjunto de viviendas castreñas tiene un nuevo aspecto que se divisa desde lejos. El cambio responde a la voluntad de recuperar la arquitectura original que no fue interpretada correctamente en campañas pretéritas. «Antes estaba formada por dos muros paralelos con un hueco en el medio que nada tenía que ver con la la arquitectura original, en donde estas estructuras estaban formadas por dos paredes gruesas rellenas en el medio por piedra y otros elementos como arena o paja».

Tanto Concheiro como sus compañeros en la campaña realizada al principio del verano aseguran que «en Baroña haces una cosa y pide cinco más. El yacimiento soporta muchas visitas y requiere un mantenimiento constante. El paso de turistas en masa este verano no está siendo nocivo, salvo por algún pequeño detalle, para las estructuras y eso es sin duda una buena noticia».

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