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La cifra de demandantes se incrementó el pasado mes en 179 personas
Laboralmente hablando, la comarca está mejor ahora que a finales del 2012. No en vano, a fecha de 31 de diciembre había en Barbanza un total de 10.451 personas desempleadas; 348 menos que hace un año o, lo que es lo mismo, un 3% menos. El contrapunto a este dato positivo lo pone el hecho de que en diciembre el paro volvió a subir en la comarca. Lo hizo en 179 personas.
Con los datos de diciembre ya en la mano, es la hora de preguntarse cómo se portó el 2013 en cuanto al desempleo. Para ello, hay que viajar un poco más allá en el tiempo. Cabe señalar que, después de un largo período en el que la comarca barbanzana era la única de Galicia en la que no solía subir el desempleo, en el 2012 se llegó a una situación peliaguda. Por primera vez, se superó la barrera de los 10.000 parados en la zona. Se empezó el 2013 con nada menos que 10.799 personas que buscaban un hueco en el mercado laboral. Y las cifras siguieron subiendo como la espuma, convirtiendo el ejercicio en una auténtica calamidad en el ámbito laboral. En marzo, por ejemplo, se llegó a los 11.452 parados.
Conforme el verano se fue acercando, y como no podía ser de otra manera en una tierra que tiene en el sector turístico una de sus principales bazas, los números fueron dando pequeños respiros. En julio y agosto se vivieron los mejores momentos, ya que se logró bajar por fin de esa barrera de los 10.000 demandantes de trabajo. El problema es que con la llegada del otoño volvió a recrudecerse la situación. Y de qué manera. En el mes de noviembre la comarca llegó a estar peor que en el mismo período del año anterior. Los sindicatos alertaron entonces de que no había que dejarse llevar por discursos triunfalistas, que la cosa estaba muy mal. Y, aunque diciembre ayudó a enderezar la situación, porque la subida del paro se suavizó, mejorando así las cifras del 2012, de momento no hay demasiados motivos para alegrías. Ahora falta saber cómo se comportará el 2014. La toxina sigue amargando al sector mejillonero, un salvavidas para muchas familias, sobre todo, cuando las conserveras trabajan a pleno rendimiento con él.
Laboralmente hablando, la comarca está mejor ahora que a finales del 2012. No en vano, a fecha de 31 de diciembre había en Barbanza un total de 10.451 personas desempleadas; 348 menos que hace un año o, lo que es lo mismo, un 3% menos. El contrapunto a este dato positivo lo pone el hecho de que en diciembre el paro volvió a subir en la comarca. Lo hizo en 179 personas.
Con los datos de diciembre ya en la mano, es la hora de preguntarse cómo se portó el 2013 en cuanto al desempleo. Para ello, hay que viajar un poco más allá en el tiempo. Cabe señalar que, después de un largo período en el que la comarca barbanzana era la única de Galicia en la que no solía subir el desempleo, en el 2012 se llegó a una situación peliaguda. Por primera vez, se superó la barrera de los 10.000 parados en la zona. Se empezó el 2013 con nada menos que 10.799 personas que buscaban un hueco en el mercado laboral. Y las cifras siguieron subiendo como la espuma, convirtiendo el ejercicio en una auténtica calamidad en el ámbito laboral. En marzo, por ejemplo, se llegó a los 11.452 parados.
Conforme el verano se fue acercando, y como no podía ser de otra manera en una tierra que tiene en el sector turístico una de sus principales bazas, los números fueron dando pequeños respiros. En julio y agosto se vivieron los mejores momentos, ya que se logró bajar por fin de esa barrera de los 10.000 demandantes de trabajo. El problema es que con la llegada del otoño volvió a recrudecerse la situación. Y de qué manera. En el mes de noviembre la comarca llegó a estar peor que en el mismo período del año anterior. Los sindicatos alertaron entonces de que no había que dejarse llevar por discursos triunfalistas, que la cosa estaba muy mal. Y, aunque diciembre ayudó a enderezar la situación, porque la subida del paro se suavizó, mejorando así las cifras del 2012, de momento no hay demasiados motivos para alegrías. Ahora falta saber cómo se comportará el 2014. La toxina sigue amargando al sector mejillonero, un salvavidas para muchas familias, sobre todo, cuando las conserveras trabajan a pleno rendimiento con él.
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