:lvg: | 20/5/2011
Los partidos olvidan las normas cuando se trata de publicitarse
Da igual que haya un cartel anunciando la prohibición de pegar anuncios, poco importa que se trate de mobiliario urbano o de una línea de alta tensión, el caso es publicitarse y llegar hasta el último rincón. De nada valen las ordenanzas sobre limpieza viaria porque, llegado el momento, cualquier contenedor, marquesina o fuente se convierte en el mejor escaparate posible para reclamar el voto. Cuando se trata de publicitarse, los partidos olvidan sus propias ordenanzas municipales.
El tsunami electoral llega a todos los rincones. No basta con las banderolas de los postes de la luz, las que se colocan de un extremo a otro de la calle o la cartelería que se pega en los lugares habilitados para ello. Una campaña electoral más, las calles están sembradas de carteles que, como ha ocurrido en ocasiones anteriores, acabarán quemados por el sol antes de que quien los colocó se acuerde de retirarlos.
En algunos municipios, lo que se ha impuesto es usar el celo en lugar de la cola a la hora de fijar propaganda electoral en emplazamientos tan poco ortodoxos como cabinas de teléfono o paradas del autobús.
Aunque la práctica totalidad de los ayuntamientos poseen ordenanzas sobre limpieza viaria que prohíben estas prácticas y, además, establecen sanciones, lo cierto es que desde las policías locales se reconoce que no se ha llamado a ningún partido para que retire los carteles colocados en lugares indebidos. En épocas como esta impera la flexibilidad.
El caso ribeirense
Únicamente en el caso ribeirense se indica que si se efectuó un apercibimiento a la totalidad de los partidos políticos, recién iniciada la campaña, para que cumplieran la normativa vigente. Incluso, los propios agentes municipales, según comenta su responsable, sacaron algunos anuncios. Pese a todo, en este concello, como en el resto de la comarca, abunda la propaganda indebidamente situada.
Los contenedores suelen ser la principal diana, pero las farolas tampoco se libran de la pegada. Al final, donde menos cartelería se encuentra es en los paneles habilitados para esta finalidad.
Da igual que haya un cartel anunciando la prohibición de pegar anuncios, poco importa que se trate de mobiliario urbano o de una línea de alta tensión, el caso es publicitarse y llegar hasta el último rincón. De nada valen las ordenanzas sobre limpieza viaria porque, llegado el momento, cualquier contenedor, marquesina o fuente se convierte en el mejor escaparate posible para reclamar el voto. Cuando se trata de publicitarse, los partidos olvidan sus propias ordenanzas municipales.
El tsunami electoral llega a todos los rincones. No basta con las banderolas de los postes de la luz, las que se colocan de un extremo a otro de la calle o la cartelería que se pega en los lugares habilitados para ello. Una campaña electoral más, las calles están sembradas de carteles que, como ha ocurrido en ocasiones anteriores, acabarán quemados por el sol antes de que quien los colocó se acuerde de retirarlos.
En algunos municipios, lo que se ha impuesto es usar el celo en lugar de la cola a la hora de fijar propaganda electoral en emplazamientos tan poco ortodoxos como cabinas de teléfono o paradas del autobús.
Aunque la práctica totalidad de los ayuntamientos poseen ordenanzas sobre limpieza viaria que prohíben estas prácticas y, además, establecen sanciones, lo cierto es que desde las policías locales se reconoce que no se ha llamado a ningún partido para que retire los carteles colocados en lugares indebidos. En épocas como esta impera la flexibilidad.
El caso ribeirense
Únicamente en el caso ribeirense se indica que si se efectuó un apercibimiento a la totalidad de los partidos políticos, recién iniciada la campaña, para que cumplieran la normativa vigente. Incluso, los propios agentes municipales, según comenta su responsable, sacaron algunos anuncios. Pese a todo, en este concello, como en el resto de la comarca, abunda la propaganda indebidamente situada.
Los contenedores suelen ser la principal diana, pero las farolas tampoco se libran de la pegada. Al final, donde menos cartelería se encuentra es en los paneles habilitados para esta finalidad.
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