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Solo si funcionan los pactos de progreso tiene opciones en Muros y en Noia
Lo que algunos calificaron de alarmistas los síntomas de decadencia que las elecciones municipales del 2007 dejaban entrever en las filas socialistas se han confirmado cuatro años después con el mayor batacazo que los del puño y la rosa han sufrido desde que la democracia impera en los concellos. Tan grave es la situación para el PSOE que, por primera vez, corre el riesgo de quedarse sin alcaldías, una vez que no tendrá más remedio que decir adiós a la de Rianxo, que no conoce a ningún alcalde que no haya salido de las filas progresistas.
En caso de que socialistas y nacionalistas reediten el pacto de progreso que en su día se sacaron de la chistera Touriño y Quintana, puede que los bastones de mando de Muros y Noia acaben en manos de los pupilos de Zapatero, pero ni eso asegura este desenlace por los desencuentros que los integrantes de ambas formaciones han vivido en los dos concellos. A este inconveniente hay que sumar otro, que es el efecto que estos acuerdos para impedir el acceso a la alcaldía a la lista más votada suelen tener a medio plazo: el castigo de los electores. Y para muestra, los bipartitos de la Xunta, de Noia, de Porto do Son y de Boiro. En todos ellos, los dos partidos pagaron los acuerdos con una sangría de votos.
Los nacionalistas, a los que costará recuperarse de la pérdida de la presidencia municipal de Boiro, una de las principales de Galicia, podrán lamerse la herida con el más que probable pacto que, salvo sorpresa, se fragüe en Rianxo y en Carnota. Si en esta última ya ocuparon al alcaldía hasta hace cuatro años, la rianxeira es una plaza más que apetecible para los frentistas, por tratarse de la cuna de Castelao, personalidad fetiche del nacionalismo.
Claro vencedor
De lo que no cabe duda es de que el Partido Popular ha ganado holgadamente las elecciones municipales en Barbanza, donde, a pesar del descenso de personas con derecho a voto y del incremento de los sufragios nulos y blancos, sumaron 2.297 papeletas más que en el año 2007. También los independientes captaron buena parte de los apoyos perdidos por el PSOE y el BNG, ya que sumaron conjuntamente 1.226 papeletas más que hace cuatro años.
Los socialistas, por su parte, se dejaron en esta cita con las urnas 3.655 sufragios, que sumados a los casi dos mil del 2007 confirman una caída libre que, como no encuentren la fórmula para ponerle freno, es difícil pronosticar cuándo tocarán fondo. Solamente mejoraron ligeramente resultados en Ribeira, donde sí hubo renovación.
Lo que algunos calificaron de alarmistas los síntomas de decadencia que las elecciones municipales del 2007 dejaban entrever en las filas socialistas se han confirmado cuatro años después con el mayor batacazo que los del puño y la rosa han sufrido desde que la democracia impera en los concellos. Tan grave es la situación para el PSOE que, por primera vez, corre el riesgo de quedarse sin alcaldías, una vez que no tendrá más remedio que decir adiós a la de Rianxo, que no conoce a ningún alcalde que no haya salido de las filas progresistas.
En caso de que socialistas y nacionalistas reediten el pacto de progreso que en su día se sacaron de la chistera Touriño y Quintana, puede que los bastones de mando de Muros y Noia acaben en manos de los pupilos de Zapatero, pero ni eso asegura este desenlace por los desencuentros que los integrantes de ambas formaciones han vivido en los dos concellos. A este inconveniente hay que sumar otro, que es el efecto que estos acuerdos para impedir el acceso a la alcaldía a la lista más votada suelen tener a medio plazo: el castigo de los electores. Y para muestra, los bipartitos de la Xunta, de Noia, de Porto do Son y de Boiro. En todos ellos, los dos partidos pagaron los acuerdos con una sangría de votos.
Los nacionalistas, a los que costará recuperarse de la pérdida de la presidencia municipal de Boiro, una de las principales de Galicia, podrán lamerse la herida con el más que probable pacto que, salvo sorpresa, se fragüe en Rianxo y en Carnota. Si en esta última ya ocuparon al alcaldía hasta hace cuatro años, la rianxeira es una plaza más que apetecible para los frentistas, por tratarse de la cuna de Castelao, personalidad fetiche del nacionalismo.
Claro vencedor
De lo que no cabe duda es de que el Partido Popular ha ganado holgadamente las elecciones municipales en Barbanza, donde, a pesar del descenso de personas con derecho a voto y del incremento de los sufragios nulos y blancos, sumaron 2.297 papeletas más que en el año 2007. También los independientes captaron buena parte de los apoyos perdidos por el PSOE y el BNG, ya que sumaron conjuntamente 1.226 papeletas más que hace cuatro años.
Los socialistas, por su parte, se dejaron en esta cita con las urnas 3.655 sufragios, que sumados a los casi dos mil del 2007 confirman una caída libre que, como no encuentren la fórmula para ponerle freno, es difícil pronosticar cuándo tocarán fondo. Solamente mejoraron ligeramente resultados en Ribeira, donde sí hubo renovación.
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