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María José Arcos, Antonio Nine, Elena Calzadilla, Dolores Villar, Ramón Rúa y un catalán cuyo cuerpo llegó del mar, son las víctimas
La crónica negra de la comarca tiene todavía varios capítulos sin acabar de escribirse. Se trata, concretamente, de seis asesinatos vinculados, directa o indirectamente, a Barbanza que están sin resolver. Algunos incluso alcanzaron una gran repercusión mediática, como el de la compostelana María José Arcos, a la que se perdió la pista en 1996 en el faro de Corrubedo, en donde apareció su coche, pero nunca su cadáver.
La Audiencia Provincial de A Coruña decretó en octubre del 2012 el sobreseimiento provisional del caso, por lo que el único imputado, que mantuviera una relación con la mujer, quedó libre de todos los cargos. Dicha resolución judicial confirmó el archivo provisional que ya había decretado el Juzgado de Ribeira.
Familia coraje
La aparición, en mayo del 2002, del boirense Antonio Nine muerto en su coche, bajo un puente de la autovía A-6 en el municipio lucense de Baralla, también está rodeada de misterio. Los investigadores concluyeron, en un principio, que su desaparición respondía a un suicidio, aunque la presión que ejerció su familia motivó una investigación que todavía hoy sigue sin llegar a buen puerto.
El cuerpo de la azafata viguesa Elena Calzadilla fue hallado, en diciembre del 2005, por el marido en su casa de Porto do Son con evidentes signos de violencia. La investigación no descartó ni el robo ni el crimen pasional. Hubo tres detenidos, entre ellos su esposo, pero todos fueron puestos en libertad.
La Justicia, en diciembre del 2013, absolvió al principal sospechoso de la muerte de María Dolores Villar, la mujer de Santa Comba que murió ahogada en la playa de Carnota en agosto del 2008. Las tres autopsias realizadas descartaron una muerte violenta.
Otro caso sonado ocurrió en junio del 2011 en Outes. Ramón Rúa Míguez fue la víctima y Mirko S. el autor confeso, que además reconoció que para esconder el cuerpo cavó un agujero en la huerta de la vivienda que compartían. La muerte, según Mirko. S, de origen italiano, la provocó con un martillo. Hoy está en prisión preventiva.
La sombra del narcotráfico
La investigación iniciada en diciembre del año pasado por la muerte de un narco de origen catalán, de apellido Torres, cuyo cuerpo apareció varado en la playa pobrense de A Illa sigue abierta. El cadáver presentaba dos orificios de bala y apareció envuelto en un saco atado con cuerdas. La investigación apunta que fue asesinado en el lado contrario de la ría de Arousa por un clan relacionado con el tráfico de drogas a gran escala. Un ajuste de cuentas habría sido la causa.
La crónica negra de la comarca tiene todavía varios capítulos sin acabar de escribirse. Se trata, concretamente, de seis asesinatos vinculados, directa o indirectamente, a Barbanza que están sin resolver. Algunos incluso alcanzaron una gran repercusión mediática, como el de la compostelana María José Arcos, a la que se perdió la pista en 1996 en el faro de Corrubedo, en donde apareció su coche, pero nunca su cadáver.
La Audiencia Provincial de A Coruña decretó en octubre del 2012 el sobreseimiento provisional del caso, por lo que el único imputado, que mantuviera una relación con la mujer, quedó libre de todos los cargos. Dicha resolución judicial confirmó el archivo provisional que ya había decretado el Juzgado de Ribeira.
Familia coraje
La aparición, en mayo del 2002, del boirense Antonio Nine muerto en su coche, bajo un puente de la autovía A-6 en el municipio lucense de Baralla, también está rodeada de misterio. Los investigadores concluyeron, en un principio, que su desaparición respondía a un suicidio, aunque la presión que ejerció su familia motivó una investigación que todavía hoy sigue sin llegar a buen puerto.
El cuerpo de la azafata viguesa Elena Calzadilla fue hallado, en diciembre del 2005, por el marido en su casa de Porto do Son con evidentes signos de violencia. La investigación no descartó ni el robo ni el crimen pasional. Hubo tres detenidos, entre ellos su esposo, pero todos fueron puestos en libertad.
La Justicia, en diciembre del 2013, absolvió al principal sospechoso de la muerte de María Dolores Villar, la mujer de Santa Comba que murió ahogada en la playa de Carnota en agosto del 2008. Las tres autopsias realizadas descartaron una muerte violenta.
Otro caso sonado ocurrió en junio del 2011 en Outes. Ramón Rúa Míguez fue la víctima y Mirko S. el autor confeso, que además reconoció que para esconder el cuerpo cavó un agujero en la huerta de la vivienda que compartían. La muerte, según Mirko. S, de origen italiano, la provocó con un martillo. Hoy está en prisión preventiva.
La sombra del narcotráfico
La investigación iniciada en diciembre del año pasado por la muerte de un narco de origen catalán, de apellido Torres, cuyo cuerpo apareció varado en la playa pobrense de A Illa sigue abierta. El cadáver presentaba dos orificios de bala y apareció envuelto en un saco atado con cuerdas. La investigación apunta que fue asesinado en el lado contrario de la ría de Arousa por un clan relacionado con el tráfico de drogas a gran escala. Un ajuste de cuentas habría sido la causa.
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