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Cada centro educativo debe tener, al menos, un espacio dedicado a la lectura
Aunque crecen con el chip de las nuevas tecnologías incorporado, los niños siguen sintiendo pasión por los libros. Los videojuegos no son competencia a una tarde entre páginas de aventuras. Literatura no falta en las estanterías de las bibliotecas escolares. Y es que, según los datos de la Consellería de Educación, son más de 300.000 los ejemplares a los que pueden acceder los pequeños en los colegios e institutos de Barbanza.
Cada centro debe tener, al menos, un espacio dedicado a la lectura. A juzgar por la cantidad de libros que hay en algunas estanterías, son millones y millones las letras en las que pueden sumergirse los estudiantes. Las cifras hablan por si solas. El instituto Félix Muriel se lleva la palma y, en total, son 18.517 ejemplares los que se ponen a disposición de los alumnos. Rianxo es villa literaria y así se demuestra. Le sigue de cerca el Leliadoura, en la capital barbanzana, con 14.597 libros.
En el municipio noiés, los institutos Virxe do Mar y Campo de San Alberto destacan con 13.514 y 12.948 obras, respectivamente. La riqueza de las bibliotecas de la comarca es enorme.
Constructivismo
La otra cara de la moneda la ponen centros como el Fernández Varela, de A Pobra. Allí, y según los datos recogidos por la Xunta, son solo 17 los libros que se ponen a disposición de los pequeños. En el centro se puso en práctica la filosofía del constructivismo. La estimulación de los sentidos es clave para educar, si bien también se apoya en fichas. Aquí incluso se han desarrollado métodos como el de las escuelas de la ciudad italiana de Reggio Emilia, con la idea de que el colegio debe desarrollar experiencias variadas.
Aunque crecen con el chip de las nuevas tecnologías incorporado, los niños siguen sintiendo pasión por los libros. Los videojuegos no son competencia a una tarde entre páginas de aventuras. Literatura no falta en las estanterías de las bibliotecas escolares. Y es que, según los datos de la Consellería de Educación, son más de 300.000 los ejemplares a los que pueden acceder los pequeños en los colegios e institutos de Barbanza.
Cada centro debe tener, al menos, un espacio dedicado a la lectura. A juzgar por la cantidad de libros que hay en algunas estanterías, son millones y millones las letras en las que pueden sumergirse los estudiantes. Las cifras hablan por si solas. El instituto Félix Muriel se lleva la palma y, en total, son 18.517 ejemplares los que se ponen a disposición de los alumnos. Rianxo es villa literaria y así se demuestra. Le sigue de cerca el Leliadoura, en la capital barbanzana, con 14.597 libros.
En el municipio noiés, los institutos Virxe do Mar y Campo de San Alberto destacan con 13.514 y 12.948 obras, respectivamente. La riqueza de las bibliotecas de la comarca es enorme.
Constructivismo
La otra cara de la moneda la ponen centros como el Fernández Varela, de A Pobra. Allí, y según los datos recogidos por la Xunta, son solo 17 los libros que se ponen a disposición de los pequeños. En el centro se puso en práctica la filosofía del constructivismo. La estimulación de los sentidos es clave para educar, si bien también se apoya en fichas. Aquí incluso se han desarrollado métodos como el de las escuelas de la ciudad italiana de Reggio Emilia, con la idea de que el colegio debe desarrollar experiencias variadas.
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