Todas las variables demográficas juegan en contra de la comarca. Si hace menos de una década, municipios como Ribeira, Boiro e, incluso, Porto do Son o Noia registraban aumentos continuados de sus respectivos padrones de habitantes, la tendencia parece haber cambiado. A día de hoy, tanto el saldo migratorio -balance entre los que llegan y los que marchan emigrados-, como el crecimiento vegetativo -diferencia entre nacimientos y defunciones- resultan negativos en la totalidad de municipios barbanzanos.
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