04 octubre 2013

Los robos en campos de fútbol van en aumento en la comarca

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Los ladrones entraron dos veces la pasada semana en el recinto de Queiruga y la Policía Local de Rianxo pilló a unos intrusos en el del Unión

Los campos de fútbol están en el punto de mira de los ladrones desde hace tiempo y los delitos cometidos en estas instalaciones van en aumento. Al principio, los amigos de lo ajeno iban a por el cobre, llegando a dejar a oscuras varios recintos de la comarca, y ahora vale cualquier cosa susceptible de poder venderse. El último recinto en sufrir los efectos de las sustracciones ha sido el de Queiruga. El presidente del club explica que la pasada semana, con el intervalo de apenas unos días, hubo dos robos.

Se llevaron elementos de hierro y aluminio, hasta el punto de dejar sin marco un par de ventanas. También se apropiaron de un bote con monedas.

Oportuna patrulla
Otra instalación en la que se suceden los incidentes es la del Unión de Asados. El quinto robo en lo que va de año fue frustrado hace solo unos días por agentes de la Policía Local de Rianxo. El expresidente de la entidad deportiva, José Gey, explicó que la patrulla que se encontraba de servicio detectó la presencia de tres personas en el interior y que inició la persecución. Esta vez se logró evitar que llevaran a cabo su propósito, aunque los intrusos no pudieron ser identificados.

Dada la proliferación de sustracciones en los terrenos de juego, los municipales de Rianxo tienen llaves para acceder tanto a las instalaciones de Vilas como a las de A Lomba, en Taragoña. De hecho, las rondas nocturnas incluyen inspecciones específicas en los estadios para prevenir que se produzcan este tipo actos delictivos.

La última incursión ilícita en A Lomba tuvo lugar hace un mes. Los intrusos forzaron el candado de la puerta de la cantina, pero no llegaron a llevarse nada.

El campo de San Lázaro, en Noia, también ha recibido este año la visita de los ladrones en varias ocasiones. La lista es extensa y a la misma se suma el complejo deportivo de A Fieiteira, del que se llevaron todo tipo de herramientas y máquinas, así como el de Cabío, donde también entraron los amigos de lo ajeno.

Uno de los motivos por los que, según distintos profesionales, se accede con relativa frecuencia a este tipo de instalaciones es el hecho de que se trata de espacios en los que, generalmente, no hay vigilancia y a los ladrones les resulta relativamente sencillo actuar. Por eso, en algunos concellos se hace ahora un seguimiento especial.

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