25 octubre 2013

La plataforma frenó un centenar de desahucios en año y medio

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Muchas soluciones son provisionales, pero tranquilizan a los afectados

En mayo del año pasado, un grupo de vecinos decidió que en Barbanza era necesario poner en marcha una plataforma para dar apoyo al creciente número de familias que se veían al borde del abismo por no poder pagar la hipoteca. Acabaron constituyendo la delegación barbanzana de Stop Desahucios. Y con su ilusión como única herramienta se pusieron a trabajar. A finales del 2012, daban un número que parecía gigantesco: decían que habían paralizado 16 desahucios. Ahora, esa cifra se queda ridícula. El colectivo dice que se frenaron alrededor de un centenar de procesos. De hecho, inciden en que ninguna familia que contactó con la plataforma llegó a perder su vivienda, a no ser que quisiese acogerse a la dación en pago, que algún caso sí que se dio.

¿Cómo se logró parar todos esos desahucios en la comarca barbanzana? Es cierto que a favor de la plataforma jugaron las movilizaciones que hubo en toda España para evitar eso que suena tan poético de «casas sin gente y gentes sin casas» y el hecho de que, poco a poco, desde todos los ámbitos se tomase conciencia de este drama social. Pero no menos verdad es que lo realizado tiene mucho que ver con que el colectivo cuente con profesionales de distintos ámbitos -asesores, abogados y un analista financiero- que se ocuparon de mover papeles en los juzgados y de intentar llegar a pactos con las entidades bancarias.

Cambio de actitud

Precisamente, el portavoz de la plataforma, José Manuel Pena, que en los primeros meses de trabajo fue muy crítico con la actitud de los bancos ayer señalaba «a verdade é que todo cambiou moito, agora é moito máis doado negociar».

De hecho, y siempre según los datos aportados por la plataforma, la mayoría de los desahucios se evitaron porque se llegó a acuerdos de refinanciación de la hipoteca. También hubo algunos casos -menos de una decena- que se acordó la dación en pago. Y se explotó otra vía, la de las moratorias. Es decir, que las entidades aceptaron, en algunos casos, aplazar el pago de la deuda dos años. Muchas de estas soluciones son provisionales, pero al menos dan un respiro a las familias afectadas.

Todos estos datos adquieren más sentido cuando se les pone rostro, voz... Como la de un joven de Ribeira que ayer contestaba al teléfono con voz alegre. Este muchacho acudió desesperado a Stop Desahucios. Había dejado de pagar la hipoteca porque se le acabó la prestación por desempleo. El colectivo miró su caso y le dio ánimos para que siguiese viviendo en su hogar, a la vez que se dirigió al banco para pedir un margen para pagar. Ahora, ese joven está trabajando y ya pudo ingresar una pequeña cantidad para su hipoteca.

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