27 noviembre 2011

El Plan Galicia naufragó en Barbanza

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La mayoría de las grandes obras anunciadas se acometieron años más tarde de lo previsto

400 millones
Inversión prevista
El plan incluía inversiones en cuatro ejes: suelo industrial, mejora de la red viaria y de las infraestructuras portuarias.

10,5 millones
Obras en los muelles
Solo las inversiones en los muelles superaban los diez millones de euros.

Año 2006
Plazos fijados
Se preveía que la mayoría de las obras estuviesen listas en el 2006, lo que no ocurrió.

El 13 de noviembre del 2002, el petrolero Prestige, cargado con 70.000 toneladas de combustible, se hundió frente a las costas gallegas y comenzó una tragedia en forma de marea negra. Tres meses después de que el chapapote tiñera mar y tierra, el Consejo de Ministros dio luz verde al denominado Plan Galicia, que se presentó como una oportunidad, en medio de la catástrofe, para impulsar el crecimiento económico en las zonas afectadas. Para la comarca, que tuvo en Carnota la zona cero del desastre, se anunciaron actuaciones por importe de 400 millones de euros, obras que debían ejecutarse en un plazo de tres o cuatro años. Prácticamente ninguno de los grandes proyectos se acometió en el tiempo establecido y todavía hoy, nueve años después, hay cuatro que siguen sin estar hechos y otros dos que se han descartado.

Ya desde el primer momento, los colectivos sociales barbanzanos expresaron su malestar porque consideraban escasa la inversión y echaban en falta un plan de dinamización turística. En la actualidad, son muchas las voces que apuntan: «Aquí no se notó. No hubo ninguna obra extraordinaria derivada del Plan Galicia».

Situación actual

Entre las actuaciones de gran calado que continúan sin materializarse figura la lonja de Ribeira, aunque ya con un proyecto en firme, o la circunvalación de Noia, esta última ahora en ejecución.

En el capítulo de las que se han descartado se encuentra el muelle exterior de Ribeira y el parque industrial de Carnota, mientras que el polígono de Porto do Son sigue a la espera de ser algo más que una promesa. Sí se hicieron, aunque años más tarde y más debido al empeño de agentes sociales y políticos que a lo establecido en el Plan Galicia, los de Muros y Rianxo.

Sin inversiones productivas

El alcalde de Carnota, Ramón Noceda, señala que la mayor parte de las actuaciones realizadas en el municipio procedieron de aportaciones hechas por fundaciones. Se hicieron sendas peatonales, un edificio dedicado al voluntariado que hoy alberga una escuela infantil, un mirador y se arregló el polideportivo que sirvió de cobijo a los voluntarios. Sin embargo, Noceda echa en falta algo: «Non houbo inversións produtivas».

También en Muros se llevaron a cabo intervenciones medioambientales, entre las que destaca la recuperación de O Ancoradoiro.

Sí se acometieron mejoras en las áreas portuarias de Aguiño, Carnota, Muros y Rianxo, consistentes básicamente en la ampliación de espacios y en la dotación de nuevos servicios, como la lonja de Portocubelo. Sin embargo, otras actuaciones importantes, como el dique de abrigo de Cabo de Cruz continúan todavía hoy en proceso de realización.

Por su parte, la alcaldesa muradana, Caridad González, considera que la obra hecha en el muelle dista mucho de ser el prometido puerto deportivo. Sobre este particular, indica que, en verano, es frecuente ver numerosas embarcaciones de recreo fondeadas que carecen de sitio para atracar: «Lo único que se ha hecho es una reordenación de la dársena exterior». Caridad González señala que esta obra sería de gran importancia para la dinamización turística de un municipio muy castigado por la pérdida de población.

Red viaria

Por lo que respecta a las infraestructuras viarias de gran calado, puede decirse que en estos nueve años se han materializado el 90%, aunque todas ellas fuera de plazo. Uno de los primeros proyectos en ejecutarse fue la adecuación de la carretera que une los municipios de Muros y Santa Comba, al igual que la conexión del acceso con Fisterra. El segundo fue el de la autovía barbanzana, inaugurada en diciembre del 2008.

Bastante más han tenido que aguardar los ciudadanos por el corredor Brión-Noia y por la variante de Outes, dos viales que llevan menos de un año operativos. Sin embargo, todavía habrá que esperar más por la variante noiesa que, por el momento, aún está en fase de construcción.

Otras intervenciones que sí se acometieron, aunque de menor importancia por el desembolso económico y la repercusión que suponían, fueron las relativas a la reposición y regeneración de los espacios que se vieron afectados por los trabajos de limpieza del chapapote que se llevaron a cabo en las playas.

Además de la partida económica aprobada por el Consejo de Ministros, y que incluía las actuaciones del Plan Galicia, también hubo otros colectivos, especialmente fundaciones, que dejaron caer ayudas en la comarca castigada por la marea negra. La mayoría del dinero estuvo destinado a acciones de carácter medioambiental en el territorio.

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La única verdad

Los gallegos, con razón, criticaron a Magdalena Álvarez, aquella ministra socialista de carácter airado, cuando dijo que el Plan Galicia era un «plan de mierda». Lo peor del asunto es que con el paso de los años esa aparenta ser la única verdad que se dijo sobre esta faraónica inversión. El dinero prometido en su mayoría no llegó. Las obras no se hicieron. Y a estas alturas se le puede dar por muerto.

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Como dice la vecina de Ribeira «Nin sequera se trouxeron as barreiras para a loita contra a contaminación. O Plan Galicia non deixou nada».

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